Que me levante todas las mañanas con ganas de verte, que no haga más que escribir tu nombre en todos lados, que me muera de ganas por agarrarte y no soltarte nunca, que sea la niña más feliz del mundo solamente de saber que existes, que viva cada instante con más ilusión que el anterior , que me vaya al Fin del mundo por si acaso te veo. Te quiero , y el corazón nunca miente.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Trenes...

En esta vida todos somos pasajeros, todos estamos en una misma estación, pero no esperamos los mismos trenes. Es decir, hay que subirse a trenes para poder avanzar en esta vida. Cuando somos pequeños viajamos en el mismo tren, de la mano de tus padres, pero llega un momento en tu vida en que puedes bajarte de ese tren y subirte a otros por tu propio pie, ya sea porque eres lo suficientemente grande o porque has madurado. Pero prefieres quedarte en la estación, porque ahí has encontrado otros pasajeros que buscan los trenes más perfectos, aquellos bonitos, y que pasan muy poco, te quedas con ellos, con tus amigos. Y ahí crecéis como personas, os conocéis, os lo pasáis bien y de vez en cuando os subís al mismo tren, ese tren que no lleva a ninguna parte. Pero seguís buscando al tren perfecto, el tren del amor. Hay un secreto sobre ese tren, todo el mundo se piensa que es el más bonito, el mas lujoso, el que llama más la atención, el que te esperas al verlo. Pero no es así, muy poca gente sabe que los trenes del amor son aquellos que no hace falta que sean los más bonitos, solo te lo tiene que parecer a ti, no hace falta que sean los más lujosos, no llaman la atención y por eso pasan desapercibidos y sobretodo son aquellos trenes que no te los esperas, que te aparecen de repente. Supuestamente esos trenes solo pasan una vez, si no los coges a tiempo se marchan, lo pierdes, para siempre y por mucho que corras detrás de él nunca consigues alcanzarlo… Perdí la oportunidad. Los trenes como tú sólo pasan una vez en la vida. Desde entonces viajo en muchos trenes, busco una mirada, busco esa sonrisa, en silencio, para acabar siempre luchando con la maleta en la última parada. Y a ver si por casualidad, nos volvemos a cruzar.


Fernando Llorente Torres

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